22 de noviembre de 2018

Jabberwocky

Ese monstruito que nos ciega.
Me gustan muchas cosas y eso no es sorpresa ni para mi ni para los que me rodean. Tampoco es sorpresa ni algo desconocido que tener un gusto tan abierto es problemático.
¿Y si no me gusta nada? Probablemente la sensación seria la misma que la que tengo ahora. De hecho podríamos considerar que no me gusta nada y que estoy siendo pragmático a la hora de decir que me gusta todo. Las personas mentimos cuando decimos que no nos importa que música pongan, a que juego se vicie esa tarde o que ropa te quieres poner.
En verdad tenemos expectativas. Unas expectativas que sabemos que son frágiles y se pueden romper. No queremos herir a los demás por puro miedo de acabar hiriéndonos a nosotros mismos. Una circunvalación a nuestra razón que a veces, por pura vagueza, no quiere ver mas de dos pasos hacia delante. Ser ignorante, conformarse con lo simple. Apreciar lo complejo, pasarlo mal sobre cualquier pequeño acontecimiento.
Las dos actitudes mas irreconciliables. Pues alguien que este pensando en lo difícil que es vivir sin preocuparse de cada detalle, ademas, odia a aquellos que lo hacen a pesar de querer ser así en el fondo. Y aquel que ve lo simple en la vida no entiende el enfado de la persona que intenta extraer ese pequeño detalle por el cual preocuparse parece solo un dolor de cabeza.
¿Cual es la actitud adecuada que debemos tener? ¿Con cual se puede disfrutar la vida de la manera mas intensa? La felicidad continua pero ligera o una felicidad intensa pero efímera.