23 de mayo de 2013

Galletas

-Mamá, se han acabado las galletas, hay que comprar más.
-Toma dinero y ves a comprarlas tú.
Y así empieza la odisea. Aventurarnos en el supermercado, comprobar las marcas y las características de cada una de las galletas. Pero no, estas engordan, estas son caras... Excusas excusas excusas. Pero no en sí infundadas, tienen un sentido claro. Aun así, no quita que en vez de galletas haya comprado magdalenas. Resulta que ahora no puedo devorar galletas como hacia antes, pero tampoco es la solución. Lo equilibrado, lo lógico, lo que me es mejor. Y lo que es mejor empieza al comprar esas galletas con sabor a miel y fresa.
-Por favor, deme un par de azucarillos.

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